miércoles, 28 de abril de 2010

El Almorchon


El alto del Almorchón es un cerro dolomítico que se eleva, poderoso y fascinante, a once kilómetros de Cieza, entre los embalses del río Quípar y del Cárcabo, al sur del cañón de Almadenes y al norte del Cagitán de Mula. Su cumbre alcanza una altitud de 768 metros, tiene una anchura de 750 metros y 1.500 de longitud; la silueta más atrayente se obtiene desde la autovía que une Cieza y la venta del Olivo.


Francisco López Bermúdez, catedrático de la Universidad de Murcia y autor de una tesis sobre este cerro aislado y tan característico del interior murciano, indica que «hace 120 años, los más renombrados geólogos europeos, dirigidos por la señora Geremie, organizaron la conocida expedición de los Alpides Españoles, así llamada por la semejanza de los Alpes con la cordillera Bética que iban a visitar: el Almorchón se encuentra en el borde frontal del cabalgamiento subbético».

Durante aquel viaje, a la flor y nata de la geología europea le sorprendió el cabezo del Alporchón, estudiaron la montaña y descubrieron que estaba formada por antiguos materiales del jurásico rodeados de otros más modernos o jóvenes, razón por la que le llamaron kiple, o lo que es igual, isleo tectónico. La conclusión es que los materiales originarios del jurásico se desplazaron hacia el sur desde un frente más al norte, para ser más precisos, desde la sierra del Asno, en el arco montañoso que se alza en los lindes de Murcia y Albacete, hasta las inmediaciones del cañón de Almadenes.

El Almorchón, ese cerro corrido hacia el sur, es una isla: «Se desenraizó –en palabras del López Bermúdez–, y es una joya que debería ser declarada espacio natural protegido por sus valores geológicos, geomorfológicos, botánicos, faunísticos, paisajísticos, estéticos y emocionales».

El poder de seducción de la montaña aumenta o disminuye a medida que se circunvala; así, al sur, no deja de ser una montaña más; por contra, al norte se convierte en un cerro subyugante. Tampoco es de extrañar, pues el propio cabezo posee grandes contrastes; en la cumbre, que domina las vegas medias del río Segura, abundan los endemismos botánicos, mientras que la solana está desprovista de vegetación arbórea, si bien predomina el matorral de romero, tomillo, espliego y jaras. Adosada a esa vertiente se descubre una aguja o monolito conocido por el Diente, en la que se han abierto varias vías de escalada, y es que el cabezo es una de las cumbres más frecuentadas de la Región por alpinistas españoles y europeos que han visto, en las escarpaduras de la vertiente norte, nidos de águilas y búhos reales: más de cuarenta vías hay abiertas en este cerro alejado y solitario al que se accede por caminos de tierra, y siempre que vaya bien informado. «Es una montaña de prestigio porque para alcanzar la cima es necesario escalar el torreón rocoso que la corona», dice Félix Gómez de León, que con José Luis Clavel abrieron en 1982 la arista Sur; «son numerosos los casos de montañeros que, tras haber realizado toda la subida, se quedan atascados, a escasos metros de la cumbre, en este resalte rocoso».

Al norte, en la umbría, verdea el pino carrasco, el enebro, la jara, el lentisco, la oreja de liebre, el matapollos y la retama. El hecho de ser umbroso en toda época del año favorece la presencia del conejo, el lagarto ocelado, la perdiz y aves rapaces como el águila real, el cernícalo, el búho y el mochuelo.

A la derecha de la vertiente sur se alzan, inquietantes, las llamadas torres del Cárcabo, tres erizados escarpes rocosos, y en las barranqueras previas que desaguan en la presa del Cárcabo, junto al Almorchón, en un paraje extremadamente seco y rugoso, se espigan algunos juncos, tarajes y adelfas en flor, lo cual es un alivio; en las áreas circundantes abunda el albardín y, sobre todo, el esparto, herbáceo del que Cieza ha sido importante centro de producción.

La presencia de margas y arcillas hace que la cuenca del Cárcabo –probable deformación de corcovo: curvatura, torcimiento– sea poco permeable, lo que la convierte en una de las ramblas más torrenciales de la Región; por esa razón, hace cuatro años se dio prioridad a la construcción del embalse, cuyo destino no es el de almacenar agua sino el de laminar las fuertes avenidas.

La sobreexplotación de acuíferos cercanos a la garganta de Almadenes ha afectado a la Fuente del Obispo, una zona de recreo que hay en la vertiente norte, y también al popular Borbotón, una surgencia que brota junto a la central eléctrica de Almadenes, paraje de gran interés y belleza situado a tres kilómetros del Almorchón donde el río se encañoña entre paredes de más de cien metros de altura, perdiendo su placidez de llanura.

Medina Siyasa



Medina Siyasa, ciudad árabe ,enclavada sobre el denominado Cerro del Castillo. Era conocido en las fuentes árabes por Siyasa y en la cristianas por Cieza. La importancia de este asentamiento no radica solo en el poblado, sino también en la numerosa población existente en la huerta y montes próximos. En el siglo XIII Cieza negocia su entrada pacífica en Castilla, en lo que se ha dado en llamar capitulación de Alcaraz. Esto significó el reconocimiento de la soberanía castellana. Al pago de la mitad de las rentas públicas, la entrega de las principales fortalezas y la obligación de prestar contingentes armados en caso de ofensiva exterior. A cambio a los musulmanes se les aseguraba protección militar, la continuidad al frente de sus respectivos estados y propiedades. Por esta capitulación, Cieza quedó en 1.244 bajo el control de Gómez Pérez Correas, que fortifico la comarca y asumió el control del paso fluvial de Almadenes, necesario para el suministro de los moradores. En estos años la política de Alfonso X el Sabio iba endureciéndose, ocasionando la sublevación de los mudéjares en 1.264, y la consiguiente represión de 1.266. En los años posteriores es cuando queda completamente despoblada la ciudad de Cieza (Medina Siyasa).

A pesar de que era conocida la existencia de este poblado, en el año 1.980 no fue impedida la parcial destrucción, los trabajos de aterrazamiento, con el fin de repoblar la ladera sur del cerro. Estos trabajos, pusieron al descubierto numerosos arcos y yeserías, que decoraban las casas del poblado islámico. El descubrimiento en 1.981 de valiosos restos cerámicos impulsó a que en septiembre se iniciase una intervención arqueológica, que prosiguiera ya en 1.982, con la ayuda del Excmo. Ayuntamiento de Cieza. La primera campaña oficial de excavaciones comenzó ya en 1.983. Estos descubrimientos nos ofrece valiosos datos urbanísticos a cerca de la vida andaluci durante los siglos XII y XIII, conocimiento de la casas, decoración, distribución, ajuar y un largo etc.

Cañon de Almadenes


El cañón de los Almadenes es un espacio natural en el curso alto del río Segura en la Región de Murcia.

Con dos kilómetros en el río Quípar y nueve en Segura se extiende por 116 hectáreas pertenecientes a los municipios de Calasparra y Cieza. En algunos puntos presenta paredes verticales de más de cien metros de altura y se ha producido al atravesar las sierras del Molino y Palera por fracturas y fallas en el relieve y por la disolución de rocas carbonatadas.

Existe una presa llamada de la Mulata que es el único embalse a lo largo del cañón y origina una importante disminución en el caudal del río, su curso continuo de agua se reduce a un grupo de charcas. El grueso del caudal se desvía a la Central Hidroeléctrica de Almadenes, situada aguas abajo. Sin embargo, un poco después se incorporan las aguas del río Quípar y vuelve a tener caudal.

En sus proximidades se puede encontrar el paisaje kárstico de Los Losares, lo que origina turgencias de agua, cuevas, simas y otros fenómenos kársticos.

En sus márgenes se puede encontrar taray, baladres y álamos; la fauna destaca por las nutrias, el galápago leproso, el sapo común, el sapo corredor, la rana verde y el gallipato; por aves como la garza real, sirviendo de refugio a murciélagos y otras aves.

En la zona protegida se encuentran dos yacimientos arqueológicos que demuestran la existencia de pobladores en la prehistoria. Estos restos se han encontrado principalmente en la cueva-sima de La Serreta. En sus proximidades los romanos construyeron una acequia y durante la época musulmana se realizó una red de acequias en las proximidades.

Cueva de la Serreta


Se trata de una cueva-sima situada en el paraje de los Almadenes, en la margen izquierda del río Segura.

La cueva tiene una abertura desde la que se puede divisar parte del cañón que el curso del río ha ido formando y el propio río formando un paraje de gran belleza.

Son numerosas las cuevas existentes en este zona de Cieza, muchas de ellas cuentan con pinturas rupestres y, otras, son hogar de grandes colonias de murciélagos, como ocurre con la Sima Promoción. Pero destaca la Serreta porque, además de contar con importantes restos de pinturas rupestres, cuenta con un yacimiento romano excepcional en su interior, algo que se supone como un hecho bastante excepcional aunque no único.

PINTURAS RUPESTRES

Las pinturas rupestres halladas en la cueva corresponden a cincuenta figuras del denominado Arte Esquemático o Arte Rupestre Postpaleolítico, caracterizado por la presencia de figuras muy esquemáticas de seres humanos y animales realizadas en trazos rojos y gruesos.

Las figuras se encuentran realizadas en dos paneles diferentes.

En el primer panel, denominado Panel I, aparecen varias figuras humanas, un ancoriforme, tres cuadrúpedos, dos polilobulados, un cruciforme y otros esquemas humanos. Se trata de dos arqueros persiguiendo a un rebaño de caballos que corre presidido por un semental tal y como se demuestra por la representación de sus atributos.

El segundo panel tiene ciento de salpicaduras de colorante de pequeño y medio tamaño y que seguramente se produjeron durante la realización del primer panel. También aparecieron estas salpicaduras junto a un molino de piedra y a su mano, hallados durante las excavaciones realizadas en la cueva, y usadas para la preparación de los colorantes.

OCUPACION

Ocupación Neolítica

Se han hallado numerosos materiales de época neolítica dentro de la cueva de tal forma que es uno de los mejores yacimientos de este periodo conservados en la Región de Murcia.

Se localizaron, en el interior de la cueva durante la excavación dos silos colmatados utilizados en origen para el almacén y conservación de cereales, con objetos y dos hogares. Entre los materiales recuperados aparecieron gran cantidad de fragmentos cerámicos incisos e impresos, molinos barquiformes, manos de molinos, un colgante de hueso y gran cantidad de industria lítica. Todos estos objetos arqueológicos pueden ser visitados en el Museo de Arqueología de Cieza.

Pero a pesar de la importancia de las pinturas y de los restos arqueológicos prehistóricos, fue sin duda el hallazgo de restos romanos lo que más impactó durante el proceso de excavación. Se trata de una habitación enlosada con grandes losas de piedra arenisca de formas irregulares.

Ocupación romana

La habitación es de planta rectangular con unas dimensiones de 5 metros de largo por unos 2,5 de ancho. La construcción tenía un zócalo de unos 40 centímetros de alto realizado en piedra sobre el que se levantó un alzado de adobe, es decir, de barro, que una vez caído serviría a la segunda fase de ocupación para aplanarlo y hacer el nuevo suelo sobre las lajas de piedra ya citadas.

Este segundo momento de ocupación romana construyó una nueva habitación sobre la anterior de similares dimensiones con un zócalo un poco más estrecho, además construyó una nueva habitación de menores dimensiones junto a la anterior: de 1,5 metros de largo por 1,5 de ancho.

Esta habitación parece que estuvo enlosada de pequeñas lajas de arenisca y también contó con un zócalo de piedra con alzado de adobe, en tos los casos, los muros localizados hacia la abertura al río de la sima eran más gruesos que el resto.

Las techumbres parece ser que eran de tejas como se deduce por el hallazgo de numerosos fragmentos de ímbrex sobre el suelo. Esto se debe a que los ocupantes de estas casa debía de resguardarse tanto del agua que entraba por la boca de la sima como de la que se podía filtrar desde arriba a través de la roca.

Finalmente, el lugar parece que se abandonó de forma voluntaria debido a los escasos materiales hallados en su interior. Antes de su abandono se incendió de forma provocada, pero antes se retiraron los maderos de la techumbre ya que no aparecen grandes restos de carbón.

Por los materiales hallados se desprende que la cueva estuvo habitada desde la segunda mitad del siglo III d.C. hasta los primeros años del siglo IV. Entre los restos hallados destacan dos lucernas completas, una decorada con motivos eróticos y la otra con un delfín y dos peces, un osculatorio de bronce con un ciervo sobre dos aves enfrentadas por el pico, algunas monedas, un cuchillo de hiero, tres elementos médicos de bronce y cerámica común.

viernes, 23 de abril de 2010

El escudo de Cieza





Tiene forma de yelmo de torneo. En campo de plata, un puente de piedra con tres ojos bajo el cual corre un río azul. Sobre el puente, una torre con su homenaje, también de piedra. Bordura de gules con la divisa "Por pasar la puente nos dieron la muerte", en letras de oro. Timbrado con una cruz de sable surmontada de una corona mural de villa, realzada de cuatro torres, interpolada de cuatro garitas, de las que tres y dos vistas son respectivamente de oro y plata, mazonadas de sable y con saeteras en torres y garitas. Pergamino exterior y en torno trofeos de guerra. Fuera del escudo, en la punta, una cinta de oro con los privilegios de "Muy Noble y Muy Leal", en letra azul.

La divisa y el puente están relacionados con el ataque de tropas nazaríes del Reino de Granada en 1477 y la defensa de la villa por la población; la torre sobre el puente representa, según Pasqual Salmerón, el castillo construido sobre el monte cercano a la actual población del mismo nombre o bien la fortaleza construida en la Baja Edad Media para defender la villa de los ataques granadinos. El texto de la cinta con los privilegios "Muy Noble y Muy Leal" está relacionada con el apoyo ciezano al rey Borbón en la Guerra de Sucesión.

Historia de Cieza


Poblada desde el Paleolítico, el área de Cieza es privilegiada en cuanto a yacimientos arqueológicos como los de Almadenes, La Serreta, y el Barranco de los Grajos.

Incluso existe un poblado íbero (Bolvax), vestigios romanos, visigodos y árabes.

Los árabes, que habitaron la zona desde el siglo XI al XIII, dejaron un importantísimo patrimonio cultural y arqueológico. El más importante yacimiento se encuentra en la ladera del castillo, la ciudad de Medina Siyâsa, donde se han encontrado numerosos restos de arquitectura decorativa árabe, arcos finamente decorados, cerámica policromada, cristal y metal. Existe un museo arqueológico dedicado casi por completo a Medîna Siyâsa en la calle San Sebastián de Cieza.

Cieza


Cieza es un municipio español situado al norte de la Región de Murcia, capital de la comarca de la Vega Alta del Segura y puerta natural a Murcia por el norte desde la meseta manchega.

Actualmente tiene 35.200 habitantes, siendo la sexta ciudad en importancia de la región, detrás de Murcia, Cartagena, Lorca, Molina de Segura y Alcantarilla.

Cieza posee un rico patrimonio cultural vivo, que cada año se disfruta en sus fiestas, como las de Semana Santa y San Bartolomé; también guarda muchos tesoros arqueológicos que recorren todas las épocas: pinturas rupestres, poblados íberos, restos romanos, y la impresionante Medina Siyâsa -ciudad árabe-, que domina el actual emplazamiento de Cieza desde la falda del Castillo y con exposición permanente en el museo de la ciudad.